Viaje fantasma. [Isaura.]

Estaba hiperactivo después del encuentro con la lycan y la señorita Skykeeper, tanto que continuó en búsqueda de los hechos sobrenaturales que le habían llamado tanto la atención, para ello estuvo leyendo incontables libros, papeles y pergaminos en su biblioteca, hasta que uno casi nuevo le llamó la atención: "Asalto por piratas en el barco Shiffer, ningún sobreviviente." ¿Era posible que nadie sobreviviera? O incluso ¿Unos meros piratas podrían asesinar a guardias, hombres entrenados y gente de la realeza, siendo un mero grupillo bárbaro? Se puso de pie súbitamente después de leer el artículo y giró el rostro hacia la puerta, en llamado a su sirvienta.

- ¡Isaura! ¡Empaca mis cosas, saldré de viaje!

Guardó el papel en su bolsillo y corrió hacia la puerta, subiendo los escalones para volver a llamar a la muchacha por su nombre, en agitados gritos llenos de emoción.

Ella por lo contrario del Conde, se encontraba en la cocina más que nada pensando en una nueva receta para algún nuevo postre que pudiera gustarle a todos y claro, a quien servía mas que a nadie.

Apenas escuchó el primer grito, ésta levantaba cabeza agarrándose el vestido para comenzar a correr hacia el cuarto del Señor, él ya había hablado y quería ser útil, por lo que procuraba ser rápida y eficaz en su trabajo.-¡Ahora voy mi Señor!-Podía sentir la emoción del mayor en su voz, en menos de 10 segundos ya estaba en el cuarto de él dejándo la maleta en el suelo para posteriormente desplazarce con rapidez hacia el closet.-¿Tardará en regresar ésta vez mi señor?-Dependiéndo de lo que respondiera tomaría más ropa, de mientras iba eligiéngo perchas las cuales irían a la maleta.

Sonrió complacido por la rápida respuesta de su sirvienta, sentándose en la cama con tranquilidad. Había olvidado su calzado en el estudio así que sus pies se encontraban descalzos contra el frío suelo, aunque su mirada estaba hacia la ventana de su habitación.

- Quizás dos días.. Tres a lo mucho.

Sacó de nuevo el artículo para leerlo con más detenimiento, enfocándose en las líneas que mencionaban algo bastante interesante.. "El barco hasta ahora, se utiliza para elaborar fiestas en honor a las nuevas señoritas entrando a sociedad.. " Y de repente, se sintió atrapado ¿Cómo se supone que pasaría desapercibido ahí? "Ah, miren .. El conde de Northerland ha venido a acosar a las señoritas" .. O mucho peor .. "¡Conosca a mi hija, mi estimado Conde!" Lo último le hizo temblar, tanto que guardó el artículo y se levantó, mirando a su sirvienta.

- Vendrás conmigo. Empaca ropa para clima helado y algo de alta costura. Le pediré al mayordomo que te compre prendas .. Hm.

La miró de arriba a abajo, sí .. Podía funcionar.

- .. Elegantes.

Apenas obtuvo la respuesta esperada, sólo asintió una vez con la cabeza para dejar un par de perchas y agarrar otras, caminándo hacia la maleta para dejar de forma ordenada la ropa sobre ésta, para cuándo pretendía regresar al closet escuchaba lo segundo, haciéndo que le mirara con cierta sorpresa... ¿acompañarlo? volvió a mirar al closet y tomó un par de perchas más, no és que le desagradara, que no, pero la cosa es que no se lo esperaba a decir verdad.-Como desee mi Señor, con gusto iré con usted...-Una vez dejó la ropa dentro de la maleta le miró y sonrió ligeramente, pasándo por alto el detalle de los zapatos, de lo contrario le hubiera pedido permiso para ir a buscarlos, no quería que su Señor se resfriara.

Sonrió de lado y se encogió de hombros antes de ir a por las ropas interiores del ajeno que también pondría dentro de la maleta.

Salió de la habitación y justo cuando encontró a una sirvienta, mandó pedir con urgencia vestidos para una dama como lo era su sirvienta, la cual no muchos de sus invitados habían visto y que fácilmente podría pasar como su sobrina o quizás hija, no estaba mal aprovecharse del rumor que había surgido sobre una supuesta descendencia. Volvió a su alcoba y se encontró con la muchacha, examinándola con la vista.

- ¿Qué conocimientos tienes sobre etiqueta?

Para cuando el ajeno regresara, su equipaje ya estaría hecho y la muñeca estaría detenida al lado de las maletas con las manos recogidas en su regazo, esperándo su regreso con una fiel sonrisa.

Con su pregunta, ésta alzaba las cejas en cierta confusión, no por la pregunta, si no el por qué de las preguntas, ella no tenía ni idea de lo que pretendía el ajeno, después de unos segundos en silencio miró el suelo para posteriormente alzar el mirar.-Supongo que no cómo uno de la corte, pero si los bastantes cómo para defenderme mi Señor...-Gracias a aquel chico que en tiempo pasado se había enamorado de ella, ésta habia aprendido bastantes cosas.

Avanzó los pasos suficientes para quedar, quizás, a un metro de distancia en cuanto a la dama. Nunca había notado lo bajita que era, o lo alto que él se encontraba en ese entonces, pero ahora se había percatado que para mirarla, debía bajar el rostro, hecho que no le incomodaba del todo. Sus brazos se cruzaron frente al torso envuelto en una camisa de lino blanco y pensó sobre los ajustes que podría realizar.

- Bien, voy a decirte qué planeo hacer contigo. Sin importar a qué te exponga, me seguirás ¿Cierto?

Ella por lo contrario, jamás se posaba a menos de un metro de él por qué si que se daba cuenta de la altura, no le incomodaba, pero el hecho de tener a alguien tan bajito al lado supuso que sería incomodo.

Cómo él tuvo que agachar la cabeza, ésta para corresponderle el mirar tuvo que alzarla, manteniéndo su postura de hombros relajados y tomándose ambas manos. A pesar de lo que el ajeno dijo, ésta sin mostrar sorpresa, sólo asintió con la cabeza sonriéndole una vez más.-Hasta dónde usted quiera mi Señor...-A fin de cuentas, gracias a él tenía un techo dónde vivir... sería de mal agradecida no hacer nada por él a pesar de que tampoco se imaginaba nada raro.

La miró fijamente, después suspiró resignado y se acercó para tomarle de los hombros, justo cuando su rostro comenzó a adquirir una pena incontrolable ¿Pues qué demonios iba a decir para que se colocara en una postura tan dramática? Acercó su mentón a la cabeza de la dama para recargarlo después de inclinarse un poco y la abrazó como si estuviera rodeando a una mujer desauciada.

- .. Vas a usar corsé.

Las simples palabras le causaron un temblor aterrado.

Se guardó la expresión que iba a utilizar cuando le vió suspirar... ¿que demonios ocurría? fuera como fuera, no le estaba gustándo tal hecho y mucho menos cuándo éste se acercó posándole las manos en los hombros... Su sonrisa había desaparecido para sólo mostrar un rostro inexpresivo, prefería éso antes que mostrárse preocupada.

Lo que si no pudo controlar, fué la tremenda sorpresa que le dió cuando estaba siendo rodeada por los brazos de él, no estaba acostumbrada a abrazos a pesar de desearlos con fuerza, y mucho menos provenidos de su Señor, éso si le asustó. Sus piernas flaquearon y temblaron un poco, señal de que estaba por desmoronarse al igual que sus ojos se entrecerraron, estaba apunto de sufrir un ataque de narcolepsia pero por suerte y como gracia divina, las palabras de él sólo ayudaron a que recobrara fuerza y de igual manera riera por lo bajo atreviéndose a subir las manos y posarlas poco mas arriba de las caderas ajenas, no pensaba atreverse a corresponder el abrazo, ya bastante hacía.-Oh mi Señor... me asustó gravemente... no creo que sea tan grave...-Musitó entre ligeras risas. Nunca había utilizado uno... no tenía ni idea de lo que sufriría con aquello.

Sonrió a medio labio y se apartó de la dama como si nada hubiese ocurrido, eso le quitaba el remordimiento. No pensó en llevar a otros sirvientes con ellos, pues con el servicio en el barco tendrían, y sobre lo del corsé.. Si sabía deshacerlos, obviamente sabría elaborarlos de nuevo. Llamaron a la puerta para anunciar que la ropa había llegado, la cual mandó traer de inmediato. Llegaron un par de sirvientes con numerosas bolsas negras de cuero, de las cuales sacaron vestidos juveniles de toda elegancia, miles de tules de colores pasteles, sedas de los mismos tonos y vestidos, sombreros y zapatitos. Después le ordenó a la sirvienta que entró con otro.

- Ponte uno discreto y nos vamos. Ah, Anne .. Prepárame un carruaje y organízame efectivo en una maleta, nos iremos cuando Isaura se vista.

Señaló un biombo metros atrás.

Apenas él se alejaba, ésta se llevaba las manos a los labios para seguir riéndose ligeramente, realmente cuando veía a las mujeres portarlos las veía lindas y no aparentaban sufrir... quizás estarían acostumbradas o quien sabe... eran buenas actrices a la hora de fingir no molestarles.

Cuando vinieron los demás sirvientes con las bolsas, la risa se le fue... lo decía en serio... de veras le acompañaría... tensó el cuerpo pero lo disimuló tornándo a unir sus manos y dejarlas posadas sobre su regazo, mirándo después a Haunted y finalmente tomándo las bolsas para ir tras el biombo, se sentía extraña teniéndo que cambiarse cerca de alguien, pero no le puso objeción, sólo comenzó a desnudarse hasta quedar en ropa interior y finalmente abrir una de las bolsas.-Ehm... mi señor... los corsets... ehm... deberá ayudarme...-Por lo normal, la mayoría de corsets iba por debajo del vestido, no encima, lo que hacía que torciera los labios ligeramente, se imaginaba que ambos ya se habían quedado solos, así que sólo podía pedirselo a él.

Levantó una ceja cuando escuchó el llamado, cerrando la puerta de la alcoba para asomarse sin parecer intimidado o ruborizado, sólo mirando entre los vestidos para sacar de entre ellos una pieza de pálido naranja con detalles amarillos en los bordes, un corsé fino y de su medida, había confiado bien en la otra sirvienta. Rodeó con este la estrecha cintura de la dama y acomodó las cintas a la espalda con cuidado, enlazando una con otra sin hacer presión. Terminó soltando un suspiro y dejando el rostro serio, con una cinta en cada mano.

- .. ¿Lista?

De igual manera, sólo agachó la cabeza con la presencia de éste, se sentía ligeramente intimidada por una presencia masculina verla en ropa interior, pero supuso que éso podría ser normal así que no se comió mucho la cabeza con ello.

Se quedó en silencio en todo el trayecto que hacía el ajeno de las cintas y el corset, sólo dejándose hacer, con la pregunta de éste, la chica volteaba la cabeza mirándole y asintiéndo con la cabeza.-Jum...-Seguía en lo de tan horrible no podía ser...

Sostuvo los extremos de la cinta y comenzó a tirar tranquilamente, llegando a un punto en que la suavidad ya no estiraba más las cintas, ahora, comenzó a estirar con un poco más de brusquedad, incluso atrayendo a la chica contra él si esta no se afirmaba en sus piernas. Sus manos apretaron con firmeza los cordones y dió un fuerte tirón, enderezando la espalda de la muchacha con la gracia digna de una dama e incluso, afirmando más la silueta de la fémina.

- Avísame cuando ya no puedas más.

Soltó un suspiro hasta sentir como el corset se iba ajustándo a su cuerpo, no le parecía nada imp... ¡Demonios! Había pasado de sentir la prenda abrazarla a estrujarla literalmente, haciéndo que incluso tuviera que hacer fuerza hacia adelante para no ir hacia atrás y chocar contra el mayor.-¡Jesús, María y José! ¡Oh Dios!-Semi gritó agitándo sus brazos hacia adelante y hacia los lados pero procurándo no incomodarle, después de que éste hubiera estirado cinco segundos más, la chica se pondría las manos sobre el corset en dónde su abdomen ahora estaba siéndo preso.-¡Ya ya por Dios mi Señor!-Incluso podía notar como sus senos se habían levantándo mostrándolos más grandes de lo que ya eran, realmente, estaba entrando en desespero... ¡¿Las mujeres de la corte acaso estaban locas o que?! ¿Cómo demonios se ponía éso y encima iban de aquí para allá como si nada? ¡Oh Dios, el mundo se anda volviéndo loco!

Terminó haciendo un nudito al corsé para finalizar el acto, realmente le causó gracia la manera en que se expresó por el dolor. Tomó un vestido que hacía juego con los tonos de la prenda interior y se lo colocó en la cabeza, esperando a que ella preparara los brazos para terminar de bajarlo y acomodarlo.

- Te dije que no iba a ser fácil, pero te acostumbrarás.

-A-ah... uh...-Ni siquiera podía voltear el cuerpo, estaba toda tiesa y apenas podía moverse. Cuando éste le puso el vestido sobre la cabeza la chica alzó los brazos dejándose ayudar a vestir, no lo imaginaba así a decir verdad, pero bueno... ya estaba hecho, ya estaba en aquello que habían creado para matar a las mujeres en silencio.

Una vez tuvo su vestido puesto, volteó la cabeza para mirarle y sonreír asintiéndo con la cabeza, no, no era nada fácil.-Muchas gracias mi señor...-Musitaba cómo podía, su respiración por el momento se le hacía algo dificultosa pero esperaba acostumbrarse, soltándo un suspiro y agachándo la cabeza observándo la segunda y la tercera cabeza que ahora tenía por senos.-Dios...-Musitó sin poder evitarlo, ella no estaba acostumbrada a verlos así, vamos, que si agachaba poco más la cabeza se los pegaba en la frente.

Soltó una queda carcajada, sacando una maleta más para empezar a guardar los vestidos por su cuenta, sabía que no podría hacerlo ella. Acomodó cada pieza en un sencillo doblar y los zapatitos, tal vez tendría que emitir los sombreros grandes, así que se conformó con los adornos de perlas, joyas y plata. Ya finalizado el equipaje, lo tomó con ambas manos y lo dejó fuera de la alcoba para que fuesen cargados al carruaje, mientras se acercaba al ropero y se colocó calzado y un abrigo de corte elegante y discreto, no era necesario tanto espectáculo .. Y la extravagancia se le había ido hace dos años.

- ¿Quieres subir en mi espalda?

Torció los labios y le miró reír... le agradaba verlo reír, realmente agradable... tanto que incluso rió un poco ella, sólo que después al ver que era él quien hacía su trabajo frunció el ceño, si que no podía hacerlo... pero él era el señor... no quería hacerle trabajar.-Oh mi señor...-Musitó por lo bajo saliéndo del biombo dejándose ver ahora sí por fín vestida. Si de por si aparentaba ser una muñequita, ahora más que nunca, sus tirabuzones como gracia divina caían sobre sus hombros y espalda, realmente... se veía... linda.

Ladeó la cabeza con lo que dijo y arqueó una ceja.-¿Cargarme? Oh por dios mi Señor, que no soy ningún equipaje... nomás le faltaría tener que cargarme a sus espaldas... ¿no cree?-Le miró de arriba a bajo y sonrió una vez más.-Está muy elegante mi Señor, realmente digno de ser Rey...-.

Levantó una ceja, sólo era un mero abrigo que convinaba con los pantalones que ya traía puestos, realmente no le importaba su apariencia. Se dignó a cerrar el abrigo correctamente y a cepillar su cabello negro con los dedos, almenos parecía algo similar a un ejecutivo o un embajador. Estiró una mano hacia ella para ayudarla, sabía que podía caer.

- Vámonos, mis apresurados antojos podrían hacernos llegar tarde.

Cuando vió la mano ajena ésta sólo pudo tomar su vestido alzándolo ligeramente para no pisarlo y adelantarse hasta estar cercana a él, verdaderamente no se le hacía fácil caminar con aquello, por ello no dudó en tomar la mano del mayor y asentir con la cabeza mientras seguía aguantando el vestido con la otra.

Su mano era suave y delicada a pesar del trabajo, de igual manera ligeramente fría como las manos de un muerto, pocas eran las veces que sus manos estaban en calor.-Cuando desee mi Señor...-Cuando éste comenzara a caminar ella iría tras él.

Le dedicó una sonrisa suave en agradecimiento por el esfuerzo y le escoltó hacia la puerta principal con cuidado, sujetándola con un poco más de fuerza al llegar a las escaleras, en las cuales le iba contando el plan.

- Iremos de viaje en un barco supuestamente, de alto lujo. Te llevaré conmigo para fingir que estaré organizando tu debut en sociedad, pues ese es el propósito de dicho lugar.

Al terminar de bajar las escaleras, la puerta fue abierta por los sirvientes para mostrarles el carruaje listo, el cual les llevaría al puerto no muy lejano del sitio.

- Tendré que fingir que soy tu tío, pues no podría beneficiarme el que se corriera el dato de una hija sin madre en matrimonio conmigo.

Gracias a que él la aguantaba la chica conseguía caminar en condiciones, de él soltarla ella tendría que forzar su cuerpo para tratar de no caerse, pero dudaba que siguiera en pie a la hora de bajar los escalones que nuevamente gracias a él conseguía bajar.

Le escuchaba con atención, quería servir para él así que prestaba atención a todo lo que pudiera ayudarla a conseguirlo.

Ofreció una sonrisa a cada uno de sus compañeros y les hizo una señal con la cabeza para agradecerles el gesto, depositándo de inmediato la atención nuevamente sobre el ajeno, teniéndo que alzar las cejas al escuchar que ella tendría que hacer de sobrina...-Co-como desee... tío-Sonrió ligeramente, se le haría extraño llamarlo así, tendría que esforzarse para recordarlo como tío y no mi señor.

Salió de la mansión confiando en que ningún visitante intrépido fuese a estarse asomando y cuando confirmó efectivamente que no había nadie más, la ayudó a subir al carruaje para próximamente, imitarla y pedirle al conductor que les llevara al puerto en cuestión. Después, giró su rostro hacia la dama para acomodarle algunos mechones con rapidez.

- Escucha, no importa qué te pregunten, ruborízate y finge ser extremadamente tímida, así no seguirán insistiendo y podré poner una excusa para sacarte de ahí, además.. Habrá muchos varones buscando prometida ¿No te incomoda?