Estaba algo dejado. Los hierbajos llegaban a las rodillas, y el viento soplaba sin estar definida su dirección.
A lo lejos, se veía el bosque, y niebla y más niebla; para variar.
Assier llegó con una marcha rápida. Había decido bajar allí para ver la escuela en su magnitud, y así pensar en donde se podrían esconder los cuatro condes, y dónde diablos estaría el director.
- La escuela no es tan grande... vale, un poco, pero para que se haya escondido el director durante tanto tiempo... -se acarició la barbilla mientras dibujaba en su cabeza un plano de la escuela.
-¡Claro! es imposible que este en la escuela, seguro que está fuera, aaaarg, me tendré que dar prisa - Sacó de su bolsillo un caramelo de menta, los tenía a menudo, para si se le entrecortaba la voz en medio de la escena, Antonette los tenía muy vistos - lo dejaré aquí, a ver si Antonette pilla la indirecta.
Salió disparada hacia las brumas.