La extraorinaria compania de artistas itinerantes del sur

Al salir de la taberna el frío le había dolido y ahora era insoportable, habían tardado horas en encontrar un palacio y todo lo que John quería en este momento era dormir. Tocó la puerta y rápidamente volvió a cruzar lo brazos y frotarse el cuerpo.

Recuerden, somos "La extraordinaria compania de artistas itinerantes del sur" y ofrecemos espectáculos de alta calidad para aquellos que puedan pagarnos, en este caso, dejarnos dormir bajo su techo les dijo a sus compañeros

No daban mucho el pego. Pero no tenían otra salida, además, seguro que dentro de ese castillo había algo interesante, en cualquier castillo había algo interesante. Lo malo, es que no veían mucha luz.

- Claro, "la extraordinaria compañia de artistas itinerantes del sur" -repitió a desgana-. Me parece que damos pena... aunque en 1800... en fin, pongámonos en el papel.

-Si no nos reciben rápido voy a morir congelado, mejor empezamos a cantar un villancico a ver si nos abren estaba quejandose cuando se percato del tono en que Assier repetia "extraordinaria compañía de artistas itinerantes del sur"

¿Algún problema con el nombre? dijo mientras le pisaba con fuerza el pie a su compañero y lo miraba con odio.

(OFF: ja! destrabe la ñ! >.<)

- Ninguno, sólo que suena algo forzado, inventado y nada ingenioso, y con ese nombre parecemos unos infiltrados a un castillo en medianoche... pero bueno, no creo que otro nombre cambie mucho las cosas -bostezó mientras miraba de arriba abajo todo el castillo. Era enorme-. Podriamos buscar una entrada trasera o algo, quizá tenga mejor resultado que esperar aquí delantes pensando en un buen nombre y congelándonos.

Saqué las llaves que le quité al jardinero.

-Os olvidáis de algo?-

-pero como sabes que son de este lugar?- Estaba convencido que lo mejor era esperar a que los atendiesen, no quería generar ningún tipo de enemistad, menos en la situación en que se encontraban, sin embargo era un poco temeroso también de enfrentarse a Isaac, el accidente con el jardinero lo había asustado

La puerta de la mansión se abrió finalmente despues de dejar escuchar unos pasos agitados, frente a los jovenes se mostro un hombre, no más mayor que ellos al menos en apariencia, su cabello blanco mas corto que los hombros cubría uno de sus ojos y el otro, de tono carmín así como su palida piel lo catalogaba de albino. Sus razgos eran delicados, ingleses, y sus vestimentas eran de epoca, un pantalon negro a media caña, botas blancas, chaqueta blanca y camisa violeta. No vestía de mayordomo o sirviente, por el contrario sus ropas eran de finos materiales, como si fuese el señor de aquel lugar, aunque la realidad era otra. Sobre su hombro una muñeca de rostro, manos y pies azules, cabello anaranjado y vestido rosado los miraba fijamente con una sonrisa pintada. El sirviente les sonrió con dulzura e inclinó su cabeza - Buenas noches, ¿qué se les ofrece? -

-Buenos días, buen hombre. ¿Sois vos el señor?- sonrió afectuosamente.

No había ni un ápice de maldad en su rostro, parecía un angelito.

Completamente psicópata...

Se adelanto para saludar y quedó profundamente confundido, quien les había abierto la puerta parecía ser nada mas y nada menos que el señor del palacio, solo los señores se permitían excentricidades como una muñeca en el hombro. Sin embargo, no dejó que esto se expresase al exterior. Hizo una complicada reverencia que le habían enseñado de niño y dijo.

Somos "LA EXTRAORDINARIA COMPAÑÍA DE ARTISTAS ITINERANTES DEL SUR", oh noble señor, y venimos a ofrecerle esta noche el singular espectáculo de música, danza y actuación que ya han tenido el deleite de presenciar las mas nobles figuras de Albion. Solo pedimos, según la costumbre, techo y comida por una noche, si es merced de su señoría.

Con pompa y en voz alta, tratando de ocultar a Isaac.

(OFF: AH!!!!! trajimos a Hannibal Lecter!!)

Me golpeé la cara con la mano abierta.

[salto a Assier]

Ladeó su rostro inclinandolo hacia el otro lado y la muñeca le imitó en el gesto al mover también su pequeña cabeza azul - Yara! Entonces bienvenidos. No soy el señor de esta mansión, mi nombre es Xerxes Break, soy el sirviente del conde Alexander Von Höle, señor de esta mansión. Él en este momento está en la biblioteca con el piano, les llevaré ante él. - dijo el joven con una voz alegre y feliz, un tanto infantil y melodiosa. Mientras se apartaba de la puerta para dejarles pasar.

[Salto a...el que sea]

Le dí un leve empujoncito a los muchachos y los obligué, practicamente, a entrar. Me adelanté un poco y me puse cerca de aquel hombre. Posiblemente era el mayordomo, amo de los secretos de esta mansión.

-Disculpe, monsieur...- le dediqué mi más cálida sonrisa. -Podría hacerle un par de preguntas...?-

No quiso abrir la boca en ningun momento, pues ya la estaban fastidiando bastante, almenos que uno pareciese algo más formal.

- Disculpe, creo que mis vesperinos compañeros quizás lo hayan asustado un poco, tan sólo nos gustaría pedir pasar la noche en este lugar, ya que no somos de aquí y fuera hace mucho frío, si es tan amable de llevarnos ante su señor se lo agradeceriamos, es más de lo que podemos pedir -acabó con una sonrisa triunfal, que bien se le daban los discursos.

Me golpeé la cara con la mano abierta...otra vez...

Le pisó el pie a Isaac, para que parase de golpearse, eso sólo hacía que quedaran peor de lo que ya estaban quedando. Seguro que el sirviento los veía como gente muy extravagante, y seguramente ni los dejara pasar. Era mejor aprovechar la oportunidad.

- Venga, entremos, así no nos podrá cerrar la puerta -susurró por lo bajo a sus compañeros.

Miro a aquella muñeca escondida en el hombro de Xerxes, tenía un color azulado, parecido al de un pitufo, con una extraña y enmarañada melena. Que cosas más raras...

Entré apresurado, sin darle tiempo de reaccionar al mayordomo.

Miré a Assier. Luego miré mi pie. Mientras el mayordomo no veía, le hice un gesto a Assier, pasándome el dedo pulgar por el cuello, en señal de muerte. Luego le sonreí para que captara que era una broma.

Miré a las paredes y ví los costosos cuadros. Si mis deducciones eran ciertas, semejante mansión, era obligadamente, vigilada y mantenida por sirvientes, y en gran cantidad. Saqué mi MP4 que apenas usaba y comencé a grabar voces, sin que el mayordomo se diera cuenta, de hecho, esperé que hasta la muñeca mirara en otra dirección. Parecía tener vida propia. Un escalofrío me recorrío el torso. Era de psicópatas.

Intervención de la Administración.

Por favor, respetar turnos de posteo.

¿Cómo van entonces los turnos? Es que llevabamos días con el tema parado. U.U

offf: no podes escribir dos veces seguidas, ni demasiadas veces entre solo dos personajes si son 3 o mas los que participan. De cualquier forma no hay nada que podamos seguir roleando hasta que el dueño de la mansión o el mayordomo no posteen. (Fue una INDIRECTA!, Posteen!!!!!!!!!!!!!!!!!!!)

OFF/ Entendido, entonces, SALTO MI TURNO...

>.< y metamosle pata que ya se trabó mucho esto

A ver, han pasado más de 48 horas para Isaac y para Xerxes, y si John salta su turno, entonces, me meto yo. O esto no tira.

Assier:

Entró con cuidado, no quería que lo echaran a la primera de canto. La casa estaba decorda con cientos de cuadros, y los vidreos, desde el azul lapislázuli hasta el purpúreo de la amatista llenaban sus ojos de recuerdos vagos y alejados.

- Subamos, cuanto antes hagamos el trabajo, antes tendremos nuestra ansiada respuesta -disimuló su sonrisa torcida al cambiar de escalón.