Maitena's Room

**En aquel castillo, tan enorme solo se escuchaba el andar de unos tacones que chocaban incesantemente contra el suelo, se notaba la figura femenina andar con celeridad hacia el cuarto de su ama, deslizaba su mano derecha que era cubierta por un guante negro con las puntas de los dedos descubiertas para así girar la perilla escuchándose el rechinar de la puerta al momento de abrirse, la oscura recamara dejaba salir una rápida ventisca la cual agitaba los cabellos lisos de la joven loba posicionando su mirada hacia aquella ventana abierta adentrándose a cerrarla en silencio para no despertar a su joven ama de una manera precipitada, giraba su cuerpo hacia aquella cama que se encontraba en el fondo quedando justamente aun lado de esta elevando su mano izquierda hacia la frente de su joven ama sonriendo con algo de ternura entrecerrando sus ojos se agachaba y con voz dulce susurraba**



Maitena-sama...




**Elevaba un poco su rostro esperando a que la joven despertara con aquel llamado notándose aun la luz que entraba por quella ventana, esos rayos dorados que daba el sol al ser ya tarde en aquel reino**

-Mnh...-Fue el primer sonido que hizo, sus premoniciones no la habían dejado dormir y el viaje ida y vuelta hasta los Barrios de Londres la habían dejado todavía más agotada, apenas había dormido unas tres horas. Escuchó que la llamaban por una voz muy suave, estaba recostada de lado mirando hacia la pared cuando entreabrió los oscuros ojos y se volteó, pero estando dormida agarró a su sirvienta y la obligó a recostarse a su lado, abrazándola como si fuese un peluche.

Adormilada y volviendo a cerrar los ojos contestó:

-¿Qué pasa Magdalena?- Habló bajito, apenas en un susurro

**Al caer su cuerpo contra la mullida cama se acordaba dejándose abrazar por su ama, su mirada se mantenía entrecerrada con un gesto completamente serio, sus manos rodeaban el rostro de la joven apegándola a su pecho para que pudiera estar cómoda, aquella recamara estaba iluminada por los rayos antes descritos, parpadeaba un par de veces para después recordar a lo que había venido hablando fuerte y claro hacia su Ama**


Maitena-Sama... Me han avisado que ha regresado el Joven Calain...



**Soltaba poco a poco el cuerpo de su ama para así deslizarse por aquellas sabanas suaves desapareciendo de la vista de su ama al dejar caer su cuerpo al suelo, una rápida cola se asomaba por el lateral donde había estado antes mostrando poco a poco la figura de un lobo, en las partes medias de su cola tenia unas leves manchas rojizas al igual que sus orejas, frente y pecho mirando fijamente a la joven con aquellos ojos carmín agitando su cola de un lado a otro**

Aspiró el suave perfume de su sirvienta, dejándose acomodar contra su pecho. Pensó varias veces e intentó recordar a su mamá, quien le habían dicho murió al darla a luz a ella. No tuvo éxito, no recordaba nada de su madre pero suponía que había sido parecida a Magdalena, la abrazó un poco más fuerte para conciliar el sueño nuevamente.

Al oirle y sentir que se apartaba la liberó, abrió los ojos y notó que tomó su forma original. Perezosamente salió de la cama aún vistiendo sus enaguas blancas, además de ir descalzo y toda despeinada. No se había bañado y no tenía ganas de hacerlo, iba a recibir a su familiar así como estaba.

Caminó torpemente hasta la entrada, tropezando, en una de esas se cayó pero se levantó enseguida, mirando hacia la loba:

-Vamos Magda... Hey, papá, ahora vuelvo-Esto último se lo dijo a un libro verde que estaba sobre la mesa.

**La gran loba se desplazaba hacia la salida de aquel cuarto no sin antes voltear hacia donde estaba ese libro de color verde al cual su ama le hablo con anterioridad, bajaba su cabeza en forma de reverencia parpadeando un par de veces, como si buscara el permiso de este para ir a cuidar a su ama la cual estaba comenzando a llamarle para ir ante el joven recién llegado, su cuerpo se movía con velocidad y elegancia como suelen hacerlo los lobos, desapareciendo instantáneamente de la luz de aquella puerta detrás de su ama rozándose contra las piernas de ella de manera cariñosa volteando a verle en algunos instantes felizmente**

Pasó los dedos sobre la cabeza de Magdalena cuando sintió que se rozó contra sus piernas, salió de la habitación y cerró la puerta tras de si cuando la loba también salió, dejando la habitación a oscuras.

{Salgo de escena, Magda, voy al otro post}