Viaje fantasma. [Isaura.]

Al igual que el ajeno, ésta echaba rápidos vistazos a su alrededor en busca de miradas... nada más le faltaría ser punto de nuebo rubor. Estaría eternamente agradecida por todas las ayudas que estaba recibiéndo por parte de él, realmente le extrañaba no tener aún una señora a la que servir con un señor así.

Nuevamente asentía con la cabeza, si tímida tenía que mostrarse, tímida se mostraría, lo que le cambió la cara fue lo de los varones buscándo prometida... mneeeh, algo no iba bien...-Ehm... supongo que no mi señor, pero... debo platicar con ellos y dejarme conocer?-Mas bien dicho, dejar conocer a aquella niña tímida en la que se convertiría.

Negó, realmente no le importaban esos chicos, sólo si ella no se sentiría acosada con ello. Cruzó sus piernas y los brazos mirando por la ventanilla cómo avanzaba el carruaje, notando cómo las casas iban terminando después de unos momentos, era una zona poco poblada.

- No, buscaré alejarte de ellos.

Todavía no pensaba contarle el motivo por el cual irían al barco, temiendo que ella se asustara por las leyendas de fantasmas.. Pensándolo bien, no sabía cómo se defenderia en un sitio así, ya encontraría una solución.

- Tal vez pueda encontrar esposa ahí.

Dijo sólo a manera de broma.

Realmente, mientras ellos no se acercaran a ella demasiado haciéndola sentir incómoda, quizás le tocaría salir corriéndo para esconderse detrás del mayor aun que así no quisiera, debía hacer un papel y para cumplir con él dependería de su señor.

Sonrió con lo que dijo, realmente le aliviaba tener un señor como él. De saber el motivo por el que iban, ella no diría nada, sólo pensaría que se iba a morir y encima sin haber experimentado ser mujer, era miedosa, pero su careta de valor siempre estaba presente.

Con lo siguiente dicho, la chica sólo pudo sonreír amplio, notándo de lejos que era una especie de broma aun que decidió seguirle la cuerda.-¿De veras mi señor? me hará muy contenta tener que servir a quien pueda consquistarle...-.

"Hm.." Alcanzó a decir, recargándose más cómodamente en el asiento, ya se podía sentir el ambiente fresco del puerto, que se veía a cierta lejanía del carruaje, y por supuesto, el gigantesco barco blanco que serviría de transporte a otra zona de Inglaterra.

- .. Realmente, dudo que alguien pudiese aguantarme, tengo pésimos hábitos.

Miró por la ventanilla ajena al mayor y sonrió... por primera vez se sentía alguien importante aun que sólo fuera fingido y todo formara parte de un teatro, apenas posara pie sobre el puerto, mi señor desaparecería para abrir paso a tío, no quería que por desgracia alguien les escuchara teniéndo conversación de sirvienta y señor y que después se presentaran como familia.

Le miró de reojo y sonrió ligeramente negándo con la cabeza.-Sos encantador mi Señor... estoy segura que cualquiera estaría orgullosa de ser su mujer-No lo decía por decir, realmente le parecía alguien que fuera admirable, una mujer de seguro rozaría el cielo de él ser su esposo.

Aquello indudablemente le subió algo de ego, se sintió ligeramente especial y se acomodó los cabellos con algo de orgullo. Después de unos momentos el carruaje se detuvo y cuando estuvo a punto de bajar de este, su actitud cambió por completo a un porte serio, incluso frío. El sirviente abrió la puerta y descendió sin mirarlo, ofreciendo su antebrazo a la dama. El barco era indudablemente grande, blanco y elaborado en fina madera. Las velas parecían recién colocadas y totalmente nuevas y la cubierta parecía separada por el centro de comando.

- No bajes la mirada en ningún momento. Y recuerda, tu apellido será Voltaire.

Jamás le había dicho su apellido verdadero a alguien, pero fue tan torpe en no pensar uno que sólo ese pudo haber dicho.

Sonrió viéndo su reacción, le gustaba ver así a su señor, de igal manera, se ajustó un poco más los tirabuzones para que estuvieran perfectos y estuviera como la señorita que debía aparentar.

Apenas llegaron con éste bajándo del caruaje, ella fue tras él para tomarle el brazo y mantener la cabeza alta ocultándo la enorme sorpresa con el imponente y lindo barco que atracaba frente ella, realmente, era precioso.

Con lo que dijo, ésta no pudo evitar subir la cabeza y mirarlo unos segundos para después sonreir y asentir con la cabeza para volver a mirar al frente, para suerte de él, aun que ahora ella se convirtiera en Isaura Voltaire, ella no sabía su real nombre, así que podía hacerlo pasar por nombre perfectamente inventado.

En el caso del varón, él apenas y recordaba su nombre. Por algún motivo, los recuerdos del pasado estaban completamente eliminados, ni una sombra de estos, sólo recordaba la voz de un hombre jóven, aunque ni un ápice de su rostro. El recuerdo más viejo que tenía era un día que despertó en su cama, la cama de su mansión con el creciente deseo de indagar en lo sobrenatural, no obstante, con una profunda pérdida que nunca supo compensar, hé ahí el impulso por la música y sus mágias. Las maletas fueron entregadas a los mozos del barco y un puente para subir a este fue colocado, así la gente comenzó a subir al barco después de que sus nombres y pasajes fueran confirmados.

En su caso, sólo necesitó entregar una carta para permitir el paso a las dos personas, y en el mismo instante que pisó la cubierta del barco, un escalofrío le recorrió haciéndolo sonreír con curiosidad.

- ¿Sientes eso, Isaura? ¿El sentimiento de entrar en algo de lo que quizás no puedas escapar?

Ella simplemente prefería no recordar nada de su pasado... por ello para ella su existencia sólo basaba en el presente, ya que ni siquiera se imaginaba en el futuro.

Apretó un poco más los dedos al brazo ajeno y entrecerró los ojos haciéndo un ligero puchero, ahora tenía que cambiar su rostro, de igual manera, apenas piso la cubierta del gran barco, al igual que el mayor, a ella le entraba un frío escalofrío cual la hacía apretarse contra él unos segundos, supuso que era normal...

Le miró de reojo y sólo asintió con la cabeza volviéndo a manetener distancia que no los separaba por el brazo de ella estar rodeado al de él.-Sí... mi querido tío....-.

La escoltó a la entrada hacia el interior del barco, encontrándose con el interior repleto de pasillos bien adornados y alfombrados en rojo tono vino. Tenía el la memoria el número de camerino: 65. Avanzó entre los pasillos encontrando el mencionado, donde insertó una llave y abrió la puerta para ella.

- Pase, milady.

Caminó junto a él tal y como había dicho él anteriormente, con la cabeza alta y con pasos cortos pero decididos, mostrándo confianza pero a la vez dejándo que fuera él quien llevara protagonismo siéndo el que llevara las riendas, el barco era precioso, sin duda alguna...

Apenas estuvieron frente al cuarto, ésta ingresó en él cuando recibió la orden, soltándole el brazo y tomándose el vestido para adentrarse más facilmente, echándose a un lado para mantenerse de pie, una vez el ajeno pasara y cerrara la puerta, ella volvería a ser su sirvienta y volvería a servirle en lo que pudiera.

Cerró la puerta, asegurándose de colocarle cerrojo. Avanzó hacia el interior de la habitación y detalló su contenido, una mesa espléndida con sus respectivas sillas, un par de puertas que indicaban dos habitaciones más, de seguro con respectivo baño y algunos muebles para colocar las pertenencias, aunque siendo poco tiempo de viaje, no lo vió necesario. Faltaba quizás una hora para que oscureciera e iniciara la gala.

- Puedes descanzar si gustas, yo esperaré a que llegue la noche, de lo contrario jamás podré ir a explorar con tanta luz señalándome.

Sus manos volvían a descansar sobre su regazo y estándo una abrazándo la otra, mirando al cuarto con detenimiento y posteriormente a su señor... ahora que lo pensaba... estaban los dos en un cuarto... ¿compartirían camarote? no es que le hiciera manías pero... haber, que ella era su sirvienta y aun que dormiría en el suelo seguramente pues no dejaba de invadir la intimidad ajena, al menos así lo sentía ella.

Con lo que dijo ésta negó con la cabeza.-Estoy bien gracias mi Señor... su gusta apenas comience a explorar puedo hacer alguna cosa para llamar la atención ajena y que se olviden de usted por unos momentos...-Sabía que algo tenía que ver, sus compañeros rumoreaban bastante que le gustaba explorar lugares así que sólo se imaginó que sería éso, realmente estaba desenterada de la noticia que había sobre ése barco.

Negó antes de mirarla, dejando en la pequeña mesa el juego de llaves que a ella le correspondían, después se acercó a la ventanilla para observar las aguas con detenimiento, el barco ya estaba en marcha. Cruzó los brazos encima del pecho y mencionó casi como una orden.

- De ninguna manera, es más seguro que te quedes aquí, o en su defecto que vayas conmigo.

Miró las llaves pero no lo suficiente como para pensar que serían las suyas, sólo le prestó atención a él y agachó la cabeza con lo decía, haciéndola pensar de igual manera que tan grave no sería como para tener que estar segura...

Si el ajeno no le decía lo que quería, básicamente sería mejor que ella quedara en el camarote o no podría ayudarlo, simplemente haría de estorbo mientras él buscaba algo que ella desconocía.-Cómo desee mi señor...-Le ofreció una reverencia con la cabeza, no hablaría más de tema si éste así ni hiciera falta, él ya había dicho y de igual manera sería él quien decidiría si ella le acompañaba o no.

Pudo escuchar muy vagamente el sonido de los instrumentos a lo lejos, ya empezaban a hacerse los preparativos para la ceremonia, así que debía explorar antes de que quizás, fuesen llamados para atender la fiesta, de seguro ya se había corrido el rumor de que el conde de Northerland ya se encontraba en la embarcación. Bajó la mirada hacia la sirvienta y soltó un suspiro, no podía dejarla sola soportando ese corsé. Se encaminó detrás de ella y le mencionó con seriedad.

- Abrelo un poco, voy a aflojar un poco el corsé. Con esa prenda tan ajustada no podrás seguirme el paso.

Movió la cabeza hacia un lado apenas escuchó sonidos, cómo si de un gato que acababa de escuchar algo a lo lejos se tratara, entrecerrándo los ojos imaginándose que todo ya comenzaba.

Cuando éste se acercaba para ponerse tras ella, la chica solo volteaba ligeramente la cabeza para mirarlo.-No se preocupe mi Señor, si por cualquier cosa alguna dama me observara más de la cuenta y se diera cuenta que no ando con el corset como há de estar... quizás hablen feo... podré seguirle, ya puedo respirar y creo que mis riñones se han adaptado...-Sonrió para tratar de quitarle importancia, no se podía mover con libertad, cierto. Pero al menos sí mejor que antes, algo era algo y seguro que para cuando llegara la hora de la fiesta, la muñequita ya estaría lo suficientemente acostumbrada como para poder caminar sola y subir y bajar escaleras.

Asintió con un movimiento de cabeza y con un ademán le señaló que tomara las llaves, abriendo la puerta del camarote para espiar por este, la gente ya iba camino a la cubierta para divertirse, así que esperó a que la última pareja desapareciera para salir del sitio, confiando en que ella se encargaría de cerrar la puerta. No avanzó hacia la salida, si no que buscó algún sitio para bajar de nivel.

Caminó hacia las llaves tomándolas para posteriormente mirarle a él desde la mesita, esperándo a que poco después saliera del cuarto para salir ella tras él y cerrar la puerta con llave, ni siquiera le hacía falta si quiera recordarle algo que para ella era tan importante como mantener la intimidad de su señor en secreto, ya que a nadie debía de importarle... pero ya se sabe, posteriormente se encaminó tras él poniéndose ligeramente de puntillas para que ningún tacón sonara, de igual manera se encargaba de mirar por si pasaba alguien por los dos, de ser así ésta sin remedio tendría que abrazarlo por la espalda en actitud cariñosa llamándole tío.

Pasaron un par de minutos para que notara que después de haber caminado unos instantes, ya nadie pasaba por ahí, incluso habían doblado en una esquina y se habían encontrado con un pasillo sin puertas o señales de alguien, comenzó a sentir miedo por unos instantes, aunque afortunadamente había velas en pequeños faroles dando luz al barco. Le tomó de la mano para evitar perderla y siguió caminando, perdiendo la tensión cuando vió a un sirviente pasar por ahí, pero .. ¿Por qué no levantaba la mirada? Cuando este pasó a lado suyo escuchó una ronca carcajada provenir del ente, momento justo en que las velas se apagaron, inundándolo en un silencioso terror expectante.

Mientras seguía caminando y observándo todo lugar de dónde pudiera salir alguien, le miraba a él cada cinco segundos para asegurárse que estaba caminándo tras él quedándose algo extrañada ante aquel largo pasillo sin siquiera señales, si no sentía miedo era por qué estaba con su señor, pero no podía evitar un vientito frío en la nuca que la estaba desconcertándo bastante y cual también era motivo por la que volteara la cabeza para mirar hacia atrás cada dos por tres.

Cuando sintió la mano de él tomar la suya, ésta se la apretó con suavidad y para cuando iba a comentar que se sentía observada vió aquel sirviente, frunció el ceño en desagrado hacia el extraño y apretó más la mano de su señor, más ante la carcajada segundo antes de que la oscuridad inundara el lugar y por ende, ésta se apegara a él abrazándose a su brazo y apretándole la mano para más confirmación de que él estaba ahí.-Nmh...-Tuvo que morderse el labio inferior... no comenzaba a gustarle esos escalofríos que le entraban en esos momentos.

¿Qué debía hacer? Temía voltear hacia atrás por miedo a encontrarse con algo mucho peor, aunque de todos modos no veía nada.. Decidió continuar. Afirmó la mano de la dama y lamentándose por involucrarla en ello, no pudo detenerse. Volvió a caminar, tranquilamente y con la otra mano en la pared, en cuidado de quizás, girar o semejante. Bajó la voz para murmurarle en afán de calmarla.

- .. Aquí estoy, no me iré... Pero no tengo el valor de voltear atrás.

Recordó que en su bolsillo había un encendedor y extrajo este, abriéndolo para obtener una pequeña llama, justo frente a ellos había un horrendo rostro femenino, con las cuencas de los ojos vacías, la piel carcomida por insectos y el cabello arrancado de algunas zonas de la cabeza, que aún sangraban.

No pudo ni siquiera gritar, sólo dejó caer el encendedor al perder la fuerza y al contacto con la madera, esta prendió fuego.

Ella hubiera peferido retroceder... pero cómo su señor continuaba, no sería ella quien lo dejaría solo en éso, ella le había dicho que le seguiría, así que éso hacía.

Soltó su brazo al escucharlo, utilizándo su brazo para temerosamente, moverlo ligeramente en busqueda de algo o alguien aun que le gustaba no sentir nada, para cuando éste pudo encender el mechero la chica tardaba un poco en reaccionar ante la imagen que estaba delante de sí, no sabía si desmayarse, gritar, salir corriéndo, avalanzarse sobre aquel ser deseándo que fuera una persona con una careta y que la broma se acabara... por qué el jueguito ya duraba demasiado...

Para cuando la madera se encedió, fue cuando por fín pudo soltar un grito además de echárse hacia atrás jalándole la mano a Haunted no sólo para alejarlo del fuego, si no que también de aquel monstruoso ser.-¡Vámonos!-Si ahora el ajeno se volteara a mirarle el rostro, sus ojos se verían en un eterno brillo de lágrimas contenidas... tenía mucho miedo pero estaba sacando fuerzas de flaqueza además de buscar en desespero con el mirar la imagen de aquella mujer deseándo no verla más.

El jalón a su mano le hizo retroceder un paso y después, se giró hacia la dama y con una reacción aterrada, le cargó por la cintura y se la hechó a un hombro, corriendo lejos de aquel siniestro pasillo, pero ¿Dónde estaba la entrada? Cuando pudo verla, era porque el fuego se había extendido a las paredes e iluminaba el final del pasillo, donde dobló para correr hacia la salida a la cubierta, a la cual llegó y de inmediato, se ocultó detrás de uno de los botes salva vidas de madera, dejando a la chica en el suelo.

Su respiración y corazón no le daban tregua, estaban tan acelerados que no podía emitir palabra, incluso, sus pupilas se habían humedecido sin contenerse, además de que su cuerpo parecía entumido.

- ¿Qué .. Qué fue eso?

Estaba dispuesta a voltearse para comenzar a correr cuando pudo sentir como estaba siéndo carcagada y echada al hombro ajeno como si de saco se tratara, parecía que estaba en un verdadero infierno ante toda aquella escena de fuego por todas partes... era increhíble lo rápido que se incendiaba y lo rápido que se expandía el fuego, tuvo que apretárse la mandibula para no volver a gritar y de igual manera una forma de tratar manetener los ojos abiertos mirándo aun en dirección hacía dónde aquel rostro había aparecido hasta doblar la esquina.

Para cuando estuvieron tras el bote, le miró en desespero dejándo que uno de sus ojos expulsara una lágrima, su cuerpo temblaba y de igual manera sus labios, por lo que su voz salía temblorosa.-N-no... no era un juego mi señor... si... si estaba ¿cierto?-Tragaba saliva y se acercaba más a él mientras se quitaba los zapatos, maldita la hora en la que le dijo que no hacía falta que le soltara el corset, de lo contrario estaba segura que tendría mejor movilidad.-¿Q-qué demonios está ocurriéndo a-aquí?-Volteó la cabeza para asegurarse de que no había nadie tras ella y de igual manera miró hacia espaldas del mayor comrpovándo que estaba igual de sola que la suya.