Lo desconocido.

Sonrió cuando ella dijo eso, no con ilusión, si no con pesar. No era tan ingenuo, lo más cercano a amigos que tenia eran los suyos y su concepto de amistad no se adecuaba a alguien que conociese en tan poco tiempo, pero igual, independientemente de todo no le caía mal. No eran las personas hostiles que solían encontrarlo...

- Recuerdo a mi padre, mi madre... no la recuerdo. Mi padre pertenece a esta familia.... grupo también. - se adentraban cada vez más al bosque y el piso se sentía más humedo y esponjoso por las plantas y el barro, estaban ingresando a la zona más pantanosa. Delente de ellos se ergía un alto sauce de enredadas raices que cubrían el piso y se mezclaban entre otras hierbas y vegetación - Sigue ahí... - dijo adelantandose hcia el árbol.

"Solo miralo, no sería sacarlo de ese lugar, solo sería mirar" aquella sueve y sumisa voz le hablo en el oído y la duda le volvió a azotar, se acercó aún más al árbol y alzando su mano las raices se abrieron dejando ver un capullo extraño, conformado por enrredaderas, arbustos espinosos y ligas, incluso partes de las raices de ese árbol envolvían aqeul capullo, pero lo estraño de este era que no se componía de eso especificamente, si no que era una piedra semitrasparente color verde, aquel capullo estaba hecho de esmeralda pura.

El joven se inclinó y apenas rozó aquel capoyo con sus dedos y como ondas en el agua desde el origen de su toque la vegetación volvió a su estado natural para luego abrirse mostrando en el interior de aquel nido, el cofre tan mencionado. - Allí está... - aquella palabra fue casi un suspiro de alivio. Se había puesto nervioso al pensar que la caja no se encontraba allí.

Las dudas volvieron a azotarle, miró a su alrededor imitando el comportamiento nervioso de la joven "Nadie pisa este boque sin que tu lo sepas, sin que las plantas te lo digan" el murmullo tranquilizador se dejó oír solo para el encapuchado "Pero ellas no te advirtieron de la presencia de la hechicera" declaró otro desde el otro lado - ¿Cómo sabré si no es una copia? - murmuró apenas mientras observaba el cofre "Podrías preguntarle a El Líder..." "Pero para ello debes ir a buscarlo y dejar el cofre solo" dijo un tanto reflexivo - ¡No! El Lider no puede ser molestado... - "Dejame ver..." "Ay claro, como si tu supieras si fuese una falsificación o no" rióla voz sarcastica "Cuando estaba vivo podía percivir las escencias de magia que se dejaban cuando un hechicero tocaba algún objeto" explicó la voz sumisa y algo infantil "Algo así como un sabueso" "Oh Genial... El sabueso de la familia" se dejó oír con sarcasmo. - Sombra, no ayudas. - declaró finalmente el hechicero rompiendo el silencio que se había formado mientras miraba la el cofre.

Seguía dudando, nose atrevía a romper las ordenes de El Lider, él todo lo sabía y sabría al instante si sus ordenes eran obedecidas o no. Más de él, no podía fallarle. ¿Pero que sería peor? ¿Desobedecerle pero comprobar que el cofre estuviese bien o obedecerle y arriesgarse que el cofre desapareciese? - ¿Sientes algo, Poeta? - preguntó finalmente "No, la pared de la Umbra y lo Real es demasiado gruesa" "Tan útil como siempre" - No peleen... Bien, eso es un problema... - En todo momento el hechicero pareció ide en sus pensamientos ignorando a la joven que le acompañaba, actuaba como si se encontrara solo.

Alterado dirigió su mirada a los arbustos "¡ESCAPAN CON EL COFRE!" Se paró apresuradamente pero no salió a correr si no que alzó su mano y los arbustos bajaron aplanando sus ramas a raz del piso descubriendo... la nada. Retrocedió un paso y su mano se movió, donde su mano apuntaba la vegetación se apartaba dejando la vista libre - ¡Alguno de ustedes valla a ver si hay alguien! - gritó en mezcla de nervioso y desconfiado mirando a su alrededor y a la joven.

"No veo nada" "Pero vi que se movieron arbustos" "Pero no vi a nadie" "¡Pero se movieron!" "Pudo haber sido un lobo..." "Siguiendo a la coneja" "¡Cállensen!" - ¡Si, cállensen! - Ya le dolía la cabeza y no se atrevía ni a abandonar el cofre ni sacarlo del lugar.

La vegetación volvió a su lugar lentamente mientras el encapuchado bajaba su mano y volvía su vista al cofre. Se arrodilló frente a el y nuevamente la vegetación comenzó a norrollarse alrededor de este, raices, eneredaderas y ramas espinosas volvieron a formar aquel fuerte capullo apretandose contra el cofre. Estiró su mano y apenas sus dedos tocaron aquello el mimo efecto anterior, pero a la inversa se llevo a cabo. Como una onda de cada uno de sus dedos la vegetación comenzó a convertirse en esmeralda formando un escudo casi inpenetrable por la fortaleza de aquel material precioso. Su semi trasparecia dejaba ver como una sombra distorcionada el cofre en su interior.

Se levantó el joven hechicero y retrocedió unos pasos mientras las raices volvian a cubrir el lugar y la vegetación volvía a su espacio natural camuflando aquel escondite de difícil acceso. Nuevamente las malditas interrogantes volvieron a su cabeza, debía volver pero ella sabía donde estaba el cofre y aquel ya no era un lugar tan seguro. "Matala..." - ¡Cállate Sombra! -

Cuando ella se acercó el joven retrocedió un paso, pese a que ella no lo viera el funció su seño ¿una prueba? "¡Ja! Si como no... como si tu padre necesitase ponerte a prueba" "¡Te lo dije! ¡Era una trampa!" Pese a que las voces se agolpaban en su oídos él permaneció en silencio viendo lo que lla hacía y decía.

Ella habló y todos callaron para escucharle. "¡JA! ¿Cree que podrá engañarte con esa actitud de superioridad?" "¿Y si El Líder realmente la envió?" "¡Patearía tu etereo trasero si pudiera! ¡¿Que diablos dices?!" - Shh... Déjenla hablar. - murmuró entremedio de las palabras ajenas para que le dejasen escuchar. Cuando ella se decubrió el pecho enseñando la llave el joven se sobresaltó, retrocediendo cayó al piso y el barullo en su cabeza de las voces protestando, gritando, inquietas y alteradas no le dejaban escuchar nada, el bosque entero se estremeció. La mano del joven golpeó el piso y el árbol que protegía el cofre estiró una de sus ramas hacia ella, por sus pies reptaron raices y hiedras apretandose fuertemente en las pantorrillas femeninas. La rama iba dirigida al torso para envolverle y extenderse hacia uno de sus brazos con inteción de inmovilizarla. Desde su posición en el piso el joven de túnica verde estaba completamente tenso y se notaba por sus dedos clavados en la tierra y los tendones de su mano notoriamente tensados dejandose ver. Las ramas y plantas contra su cuerpo comenzaron a apretarle... "¡Para!" ...y enseguida aflojaron solo sujetandola con firmesa.

- ¿C... como es que tienes eso? ¿Quién eres realmente? -

Desde su posición aún en el suelo la miraba, la capucha se había movido en su caída y estando en el borde de su cabeza dejaba ver claramente el rostro del muchacho, un rostro joven, quizás la misma edad que ella o incluso puede que menor, su cabello oscuro parecía notarse reflejos verdosos y azulados con los escasos rayos lunares que allí habían, estos caían sobre el rostro del muchacho, cortados cuidadosamente en despunte, en un corte que evidenciaba que era propósito de cubrirle el ojo derecho dejando solo el izquierdo de un intenso tono carmín, a la vista. Su tez pálida carecía de arrugas, cicatrices o siquiera suciedad y por su cuello, apenas cubierto por su túnica se veía un pañuelo negro a modo de corbata apretando el cuello de una camisa blanca. Su mano subió tanteando su capucha para atraerla hacia delante y volver a cubrir su rostro sumiéndolo en sombras a nueva cuenta.

Apenas escuchaba sus palabras, el griterío a su alrededor era enloquecedor, todos estaban alterados, incluso algunos enojados, agolpadas las palabras y mezclándose con las de ella el alterado y confundido hechicero no podía entenderle con claridad. - Nunca confíes… nunca confíes más que en los tuyos, nunca confíes más que en los tuyos… - comenzó a repetir una y otra vez como si aquello tomase fuerza con cada vez. La miraba fijamente hasta que recorrió el cuerpo ajeno con esta, el color de su túnica… no recordaba a nadie con ese color, tampoco era como su túnica, de la nada rió. ¿Qué estaba pensando? ¿Considerarla como uno de los suyos? Era mujer y entre los suyos no había mujeres. Sin mencionar que él estaba seguro de conocer a todos los integrantes. - Padre no me lo ocultaría… ¿Verdad? – esperó respuesta pero las voces habían callado - ¡¿Verdad?! – el grito hizo eco en el lugar y las ramas que la apresaban se estremecieron, el bosque estaba conectado con él. - Parca… Poeta… Sombra… contéstenme… Sabueso… ¿Servidor…? – por un par de segundo nadie le contestó hasta que un susurro inseguro le calentó el oído “Heredero… sabes que tu padre es una persona retorcida… Y como Líder de los Guardianes tiene la responsabilidad de tratar a todos por igual, eso te incluye…” la mirada del joven bajó al piso como si la respuesta le desanimara - Pero Servidor… ella tiene una de las llaves que me habló y mostró Alquimista… Y… es mujer… no puede ser uno de los nuestros… - la misma voz fue a hablar pero otra con más autoridad resaltó “¡Toma la llave! Si se la llevas a El Líder él estará feliz. Es imposible que ella sea uno de nosotros. ¡Mírala! ¡QUE LA MIRES!” a la orden el joven alzó nuevamente su cabeza mirando a la joven, estaba confundido, su cabeza le dolía y ya no sabía a quien obedecer. - ¡Lo sé! Pero Sombra, ¿qué si…? – “¡Que si nada! Escúchame, ella sabe demasiado, es verdad. No creo que sean casualidades pero no creo que el Líder la enviara. Creo que es una espía.”

Pasaban los segundos y el heredero la observaba, sin apartar su mirada, pensativo. Finalmente notó algo que no había visto hasta el momento, el libro que ella portaba en su mano libre. Volvió su mirada a la llave. - ¿Qué sello posees? –

Lentamente se reincorporó sacudiendo su túnica, parecía calmarse, entrar un poco en sí. - Si intentas huir no dudaré en dejarte sin piernas… - dijo seco y tajante pero no tan decidido como el hubiese querido por lo que la amenaza sonó un tanto floja. Sin embargo las ramas y enredaderas comenzaron a acariciarla al comenzar a retroceder y liberarla.

“¡¿Qué diablos haces?! ¡Escapará! ¡Toma la llave y mátala!” “No todo se resuelve con violencia!” “¡Tú cállate!” “¡Dejen de pelear los dos! La chica tiene razón, está en medio de tu territorio Heredero, no podrá escapar si tu no quieres que lo haga.” Mientras ella era liberada el joven se llevó una mano al rostro y se refregó los ojos, quizás sueño o simplemente migraña de tanta pelea, dudas y demás. “Escuchemos que tiene que decir” “¡AH! ¡Me desesperan!” “Tu voluntad no es la ley, Sombra” “…sight” Parado frente a ella se cruzó de brazos y ladeó su cuerpo para recargar su peso en uno de los árboles - Habla. – una orden corta y concisa que silenció a todos, incluso las plantas parecieron silenciarse y prestar atención a ella.

La seguía con la mirada solo modificando el ángulo de donde se apoyaba en aquel árbol, la escuchó con atención, todos lo hicieron. Solo asintió a lo que ella decía y negó con su mano el dulce ofrecido, pese a que le gustaban desconfiaba y tenía la impresión que quienes siempre le seguían le regañarían de acertar dulces de extraños. Suspiró para sus adentros, muchas veces se sentía como un niño pequeño entre tantas “presencias” mayores y más sabias, sobretodo por que muchas veces le trataban como un niño con esa clase de cosas.

- ¿Qué viste? - preguntó cuando ella terminó de explicar ignorando el comentario último. Pese a que la tensión había bajado en el aire el joven seguía desconfiado.

Avanzó hacia ella y el piso sufrió un mínimo temblor al salir de la tierra una raiz que se dispuso de asiento frente a la hechicera. Allí se sentó dejando descansar sus manos sobre su regazo y profirió un suspiro. No le molestó el comentario sobre su juventud pues era el más joven de entre los suyos y muchas veces era tratado como un niño.

Negó con su cabeza al último comentario - No, no creo que estés loca, pero ¿como sé que que no me estás engañando ahora si hace un momento me dijiste todas esas mentiras? - casi que un tono de pesar se dejó entrever en su voz. Una parte de él quería creer en sus palabras y otra... pues eran los constantes susuros que le incitaban a desconfianza y el incesante: "Matala y toma la llave"

Se quedó varios segundo en silencio, de tanto en tanto negaba con su cabeza y pasaba su mano por sobre sus ojos cuidando siempre de dejar su otro orbe tapado, era obvio que no lo quería mostrar aunque era difícil de ver entre las sombras y telas de su túnica de terciopelo. Finalmente, después de varios segundos se levanta extendiendo su mano - Te dejaré ir, déjame la llave y el libro. - Al decir esto su mano tembló levemente "¡Maldita sea! ¿La dejarás ir?" "Ella no tiene la culpa, solo tubo una visión, es mejor que no se involucre en esto" "¡Tu cállate!" "¡No! ¡Tu callate, me tiene cansado tu actitud!" la mano que colgaba a un lado de su cuerpo se tensó cerrandose, las peleas le tensaban.

Aquel nombre le hizo abrir su mirada y retroceder hasta tropezar con la misma raíz que le sirvió de asiento "¡¡Debiste haberla matado!!" "¡El pilar está en los terrenos de su castillo! ¡No debes matarla!" Caído en el piso se llevó ambas manos a su cabeza - ¡Ya cállense! ¡Ni siquiera debe ser la llave del pilar que ellos poseen! - entre los gritos de su cabeza intentó levantarse pero el mareo y la confusión le hicieron caer de rodiilas y tomando su cabeza nuevamente se inclinó hacia adelante hasta que su cabeza tocó el piso.

- ¡¡CÁLLENSEN!! - el bosque pareció sacudido, como si cada árbol, rama y hoja temblasen con aquel grito. Entre todos los gritos no entendía nada y el mareo y confusión no le dejaban ni levantarse.