Una canción más [libre]

A Marie le habían dejado la tarde libre en el orfanato, muy gustosos al enterarse de que la niña quería ayudarles a conseguir dinero para la Institución. Los responsables de aquel lugar promovían que los niños a los que acogían colaborasen en la obtención de dinero para la manutención de la residencia y los integrantes de ésta. A veces algunos trabajos resultaban algo duros para chicos tan jóvenes, pero era necesario si querían llevarse algo a la boca.

Marie iba con su habitual sonrisa en los labios, flauta en mano, a tocar a la Plaza y que le diesen así unas monedas. Cuando llegó, vio que los transeuntes empezaban a apelotonarse frente al escenario, muy atentos a la música que los violines empezaban a tocar. A la pequeña Marie se le iluminó el rostro y corrió a acercarse lo más que pudo, pero la gente no la dejaba pasar, por lo que la niña se vió obligada a quedarse entre las últimas filas. No era capaz de ver el escenario entre tanta gente y tan alta. Daba saltitos para auparse y se las apañaba como podía para ver el espectáculo desde algún hueco entre el gentío

((Off: ante la ausencia de la user Marie Beatrice a mi muy pesar el tema queda cerrado hasta que la nombrada de signo alguno de conectarse))

Aún cuando a penas era capaz de ver el escenario, Marie estaba impaciente por que comenzase el espectaculo. Una suave melodía empezó a fluir de una delicada voz femenina. Aquella canción transmitía mucha tristeza y a Marie le hizo recordar a sus fallecidos padres, a los que se lso había llevado la viruela un año antes.

La niña comenzó a llorar a causa de lsos entimientos tan melancólicos que transmitía la cantante con su voz, y que la hacían sentirse sola, muy sola.

-Papá... Mamá...- sollozó la niña, profundamente apenada, pero un hombre que estaba delante la hizo callar con un prolongado "¡Ssssh!" y cara de desprecio.

La voz aumentó su volumen de una manera tan perfecta que no perdió su hermosa afinación. La niña estaba muy sorprendida, y le fascinaba la idea de poder cantar algún día de aquella manera. Sus manitas aferraron con fuerza la flauta que sostenía contra su pecho y agachó la cabeza, apesadumbrada. ¿Lodraría ella llegar a ser tan especial como ella?

Fue entonces cuando se percató que su futuro era incierto, muy incierto... Y la niña se vió asi misma tocando al flauta en las calles por cuatro monedas el resto de su vida. Lo inevitable le había brindado a la pequeña Marie un pobre destino.

Sin poder contener su tristeza e incertidumbre, Marie prorrumpió en lágrimas. Lágrimas sileciosas. No quería molestar de nuevo a aquel señor que le había llamado la atención antes.