Con un invitado en casa.

Apretó su labio inferior y se quedó pensando unos momentos.. Era obvio que de nada servía resistirse con ese hombre, quizás si le hacía creer que tenía control de su persona, luego podría aprovechar alguna baja guardia de él. Cerró sus ojos y escondió el rostro en las sábanas, estaba conciente de que iba a dolerle lo que seguía.- .. Mi amo y señor.

Había apretado la fusta entre sus dedos pero al escucharle sonrió y su mano bajó acarciando los cabellos oro de su nuevo juguete - Buen chico. ¿Quien eres? -

Suspiró aliviado, no le había golpeado.. Se quedó quieto y dócil, sin siquiera levantar el rostro del nido que había creado en las sábanas, moviendo un poco sus dedos ya entumidos.- .. Su eterno esclavo, milord.

Apartó su rodilla de encima del rubio y se sentó en la cama a su lado acariciando su cabeza y espalda llegando hasta sus brazos atados - Buen chico. Ahora dime ¿que harás? - su voz era suave, un murmullo intimo y calmo.

Se sentía invadido con el tacto del mayor, al grado de hacer una mueca de repulsión que afortunadamente él no pudo ver, aunque sus dedos se quedaron tranquilos para no demostrarlo. Desde su sitio, se escuchó decir.- .. Todo lo que usted me pida.

Se inclinó sobre él para tomarlo por los hombros, sin soltar la fusta, por lo que esta rozó la piel desnuda del joven mientras era movido, atraído, hacia el regazo del mayor. Girandolo para posicionarlo boca arriba jaló después de la toalla para subirlo más a la cama sin quitarla aún. Acomodó la cabeza de su nuevo esclavo sobre su regazo y sus cabellos cayendo por sus piernas mientras sus dedos los peinaban y alisaban con esmero - Eres hermoso Anthony. Desde que te vi en esa imagen desé tenerte para mi. - murmuraba acariciando el rostro del menor con el dorso de sus dedos mientras le observaba - Descuida, cuidaré bien de ti. Solo procura hacerme feliz y yo te haré feliz. -

En su mente ocurría un gran sarcasmo .. Claro, hacerme felíz, pensó. ¿Qué maldito esclavo fue felíz en su vida? Debía ser listo de ahora en adelante, dócil .. Él sabía mucho más que él sobre ese mundo y de ninguna manera iba a escapar por su cuenta, no podía, sabía de la pocisión de su ancestro y de la locura de su esposa, eso iba a ser un tota- .. ¡Su esposa! Dios ¡Terror! un escalofrío de miedo le vino al cuerpo y sonrió muy suavemente, intentando que el varón no tomara a mal el comentario.- .. Milord .. ¿Qué .. Qué sucederá con su esposa? Me asusta un poco.

El mismo escalofrío que recorrió al rubio recorrió al castaño cuando este mencionó ese hecho - Mi esposa... Despreocupate, ella no posará ni un dedo... ni aguja, sobre ti. Me encargaré de ello. - "¿Cómo?" pensó pero eso ya lo pensaría, tal vez solo era cuestión de mantenerla contenta, pues él no pensaba renunciar al rubio y menos si este se mostraba tan dócil y sumiso.

Aquellas dos palabras le arrancaron una sonrisa "Dócil y sumiso", eran dos palabras que descrbían al menor mientras el mayor seguía acariciando sus mejillas con el reverso de sus dedos hasta detenerse, su mirada se podó en los labios ajenos y sus dedos delinearon estos con delicadeza. - Te prestaré uno de mis trajes para cenar. Por más que me gustaría no puedes presentarte así. - Alzó su mirada a un reloj de pared que con su pendulo en constante movimiento marcaban 25 minutos para las 8 de la noche. - Venticinco minutos... - murmuró pensando en el tiempo que tendría a solas hasta que la cena fuese servida.. y debía conservar algo de tiempo para arreglarlo y arreglarse él mismo. Sus dedos bajaron por el pecho de Anthony y su vientre hasta dar con la toalla la cual retiró para descubrir la desnudez del varón.

En donde vivía, era completamente normal ver a otro hombre desnudo, no le causaba ningún sentimiento en especial, simplemente le daba igual .. No obstante, desconocía la causa del por qué sentía tanta pena cuando este le había desnudado, quería gritar.. Pero no podía, debía hacerle creer a toda costa que él estaba al mando, manipularlo de esa forma y al final, demostrarle quién estaba controlando a quién, así que, forzándose a hacer una expresión sumisa, le miró con un suave rubor en sus pómulos- ¿Tan poco tiempo, amo? .. -El dedo que acariciaba su boca fue tomado por sus labios, abrazándolo con estos y rozando la yema con su lengua.



[ Uu.. -Ya corrigió.- ]

Cerró sus ojos introduciendo un poco más su dedo entre los labios del meno acariciando la lengua de este con el propio - Me gustaría tener más tiempo contigo, mi querido Anthony... - murmuró entreabriendo sus ojos celestes mirandole con una nueva chispa de deseo en estos. - Pero hay horarios que deben ser repetados, costumbres que deben ser seguidas... reglas que deben ser obedecidas. - un poco más de enfasis fue marcado en las últimas palabras mientras quitaba su dedo de la boca ajena y lo apartaba para dejarlo sobre la cama - Dime, ¿cual es tu color preferido? -

Permitió que lo recostara en la cama, sinceramente no tenía ganas de enfrentarse a la esposa del Conde, mucho menos con los acosos de este. Cerró los ojos algo cansado, por no decir fastidiado.- Azul.

Sonrió mientras le giraba para volver a dejarlo boca abajo y liberar sus manos - Te traeré un traje azul, enseguida. - le dijo sacando el pañuelo y volviendolo a acomodar en su cuello - Una criada subirá en unos minutos para peinar y trenzar tu cabello y ayudarte con los detalles finales, también traerá colonia y perfume para ti. - Tras terminar sus palabras y antes que el varón se levantase un silvido cortó el aire y la fusta golpeó azotando las nalgas del menor dejando una línea roja atravezando las mismas - Y eso es solo una advertencia de lo mínimo que te sucederá si me desobedeces o revelas, Anthony. -

Apretó los dientes debido al golpe, conteniéndose de gritar sin emitir palabra alguna, simplemente se quedó sentado frotando sus muñecas, esperando a que lo viniesen a arreglar.

Acarició la zona golpeada apenas con un roce de sus dedos antes de irse cerrando la puerta a sus espaldas y enganchando nuevamente su fusta a su cintura.

Apretó los dientes con fuerza y descargó un furioso golpe en la cama, apretando los puños con la suficiente ira para decir que estaba a punto de volverse loco, no obstante la llegada de una sirvienta con la ropa le hizo levantar la vista, poniéndose de pie y dejándose vestir por ella, también le trenzó el cabello correctamente y ató el final con un listón azul rey, le colocó perfume y le dejó espléndido, ideal para la cena.

Riendo para si ingresó a su propia habitación y una criada entró tras él ayudandole a cambiarse de ropa, peinandolo y perfumandolo para que bajase al comedor, donde esperaba encontrar a su esposa. Pero al bajar no la vio, supuso que estaría arreglandose para la cena así que solo tomó asiento en la cabecera de la misma.

Vestía un traje rojo formal con camisa blanca, bordados en negro y botones dorados decoraban la prenda y un rubí el pañuelo marfil de su cuello.

Bajó al comedor momentos después, desprendiendo un delicioso aroma a rosas frescas, peinado correctamente hacia atrás, con algunos mechones a los lados de las sienes hasta la línea del mentón. El traje azul rey le quedaba un poco grande, podía notarse por las mangas pero las sirvientas habían disimulado el resto de los detalles con maestría. Se detuvo y suponiendo que la esposa debía sentarse a lado de su marido, él tomó un lugar en la segunda fila desde el Conde, con una silla separándolos. Al tomar asiento, bajó la mirada hacia el mantel, tenía miedo de la mujer.

Bajando de las escaleras, miraba al invitado con detenimiento.. Ese traje era de su marido, nada podia engañarla, que cortés era él..

Por su parte, estaba impactantemente normalita.. Un vestido rosa pálido adornaba su cuerpo descubriendo sus hombros pero era de manga larga, el corsé estaba adornado con bordados de perlas e hilos de plata, al igual que el borde del vestido que se extendia hasta cubrir sus pies, su cabello negro en ondas le cubria la espalda y habia reemplazado el collar de arañitas por una gargantilla de perlas con doble vuelta..

A la par las sirvientas trajeron todos los manjares de la noche, un pavo recien horneado con puré de papas, algunas pastas con salsa de tomate y mantequilla, vino de algunas variedades, algunas cremas en platos hondos y exquisitas sopas humeantes- Bienvenido joven.. Tenga buen provecho.. Igual tu, amor..

Observó con detenimiento al rubio, deleitado por como se veía, aunque sguía prefiriendolo como lo había tenido en la habitación de huespedes. Le sonrió, no llevaba sus gafas por lo que su mirada celeste se posó directamente en el cuerpo ajena notando el cuerpo más delgado de su esclavo.

El sonido de los tacones de su esposa le hicieron girar su rostro, no se permitiría el lujo de dejar que la joven le viese espiando de esa manera al invitado así que le dedicó su mejor sonrisa y mirada seductora a su esposa. Le encantaba aquel vestido, sin arañas, insectos o cosas extrañas en el. Se veía exquisita y así también la comida. Sintió alivio al no ver cosas extrañas en ollas si no que comidas claramente reconocibles. - Ven y toma asiento, amor. -

Estaba entumido por la presencia de ambos condes, temía por lo que la dama le pudiera hacer, no recordaba cómo había muerto, pues había un libro sobre ella en el futuro .. Pero lo que sea que fuese, temía que antes de ello le matase a él, no entendía el plano de fechas en el que se encontraba. Sólo apretó las manos sobre sus rodillas y fingió una sonrisa amable.- Gracias.

Sentada en su sitio miro la comida y penso que lo de ella se véia mucho mejor, demasiados colores en los platillos no le gustaban, solo los tonos púrpura, verde oscuro y negro a veces, tampoco el vestido le gustaba, era obligada a llevarlos cuando habia invitados pero ya se habia acostumbrado.. Les sonrio para que empezaran a comer y restándole importancia a la comida se servia porciones para comerlas en silencio..

Sonriendole a su mujer procedió a comer lo que se le servía, finalmente una comida en su mansión que era normal. - Anthony. ¿cómo está tu familia? - como el hombre de la casa y anfitrion estaba en él comenzar la conversación de la mesa, aunque le miró con algo de advertencia al rubio de que no delatara de donde vení ni lo ocurrido... aún.

Tomó la cuchara para comer una de las cremas, debía aprovechar que podía comer antes de que al Conde se le ocurriera cancelarle la comida, así que con tranquilidad fue alimentándose, hasta que la mano le tembló con esa pregunta.- .. Están perfectamente, mis hermanos crecen muy rápido y papá se está recuperando del resfriado. -Supo actuar con excelencia, no por nada había observado tanto a los alumnos de teatro. Continuó con su comida.

Para su gusto el muchacho se notaba muy nervioso, de seguro algo se trae entre manos con el Conde.. siemrpe era igual con todos los invitados que traia, aunque ella ya estaba muy cansada de las palticas de negocios y tratos entre hombres

Comio lo suficiente y se puso de pie con una sonrisa suave hacia los dos- Me encuentro muy cansada hoy.. disculpen.. me retiro a mi habitacion..

Si tenia suerte alcanzaria a colocar agujas en las almohadas de la alcoba..~ Pero eso podia hacerlo mañana, camino hacia las escaleras para ir a su habitacion



Helene sale de escena

Solo asintió a su esposa y siguió comiendo esperando que ella se reitrase y quedar a solas con el rubio. Cuando finalmente así fue, sonrió dejando de lado su comida - Me gustaría escuchar como tocas. - afiló su mirada en una sonrisa - O si te sientes cansado podemos dejarlo para mañana -