De vuelta, con un invitado inesperado. -Privado-

La noche estaba sumamente avanzada, prácticamente al filo del amanecer, pero esos detalles ni siquiera los había notado, pues el joven que llevaba con él era su prioridad por ahora, a pesar de que no había visto de él ni su rostro, no le importaba.

Llegó a su mansión lanzando gritos a sus sirvientes, ordenando que prepararan rápidamente la habitación de huéspedes, pero al no tener tiempo para ello se atrevió a utilizar la propia, cama donde lo recostó y arropó perfectamente, no le había quitado sus prendas, pues no estaban mojadas y no lo vió necesario.

Ordenó a sus sirvientes agua tibia, comida y una buena bebida para el hombre, aunque no estaba seguro de qué tenía .. Sólo dedujo que no se había alimentado en un buen tiempo.

Tomó asiento a la orilla de la cama, mirando la complexión del muchacho, ciertamente.. Algo parecida a la propia, aún no se fijaba en su rostro.

Su cabeza se movió y un prolongado gemido se emitió desde su garganta, la ladeó de un lado a otro y suspiró. Estaba comodo, mareado, confundidopero cómodo, lo primero que le vino a la mente fue que se enocntraba en su cama, en su cómoda cama, apenas recordaba lo que había ocurrido. Abrió sus ojos, ahora su cabello desordenado cubría su ojo carmín dejando a la vista el verde, veía borroso, sentía que el piso se movía y estaba sobre un barco.

Giró su rostro hacia el hombre de largos cabellos negros y llevó su mano a su cabeza - ¿Pa..padre? ¿Que... que pasó? - cerró sus ojos, su voz temblaba y se escuchaba algo reseca - Creí que estarías en la laguna con Alquimista... - aún no terminaba de comprender la situación y su confusión y mareo no le dejaba ver la realidad.

El escuchar que estaba despertando le hizo gira el rostro hacia el del joven, había omitido ese detalle por algún momento, pero lo que vió en esas facciones le hizo temblar por instantes.. Alargó el brazo para retirar la capucha del ser, después, sus dedos despejaron la frente del chico para contemplar los ojos del chico .. Ese rostro era bastante parecido a él, pero lo que más le confundía era el hecho de que se sentía familiarizado con el chico, de un modo u otro, como si fuera su ..

"Padre" le escuchó decir, y como si la mano le quemara apartó la mano de su piel y desvió el rostro, era imposible que él tuviera hijos, no lo recordaba.. ¿Y si no recordaba que lo había tenido? ¿Qué clase de vida había tenido antes de despertar sin conocimientos? No podía especular.

- Le encontré a orillas del río dorado, jóven .. No sé quién es usted.

Demasiado mareado no opuso resistencia cuando su rostro fue descubierto, incluso la capucha resvaló decubriendo por completo su cabeza, sus cabellos verdiazulados de tonalidad sumamente oscura parecían negros en aquella iluminación, le observó con su mirada bicolor verdi-carmín, le miró con insistencia hasta que espantado saltó hacia atrás saliendo de la cama trastabillando y sujetandose de la pared más cercana con su mano para no caer. Observó su alrededor, no había árboles, no había plantas, se sentía desnudo, no solo por eso si no por su rostro descubierto. Alzó su mano libre y se acomodó la capucha apresuradamente cubriendo su rostro - ¡¿Dónde estoy?! -

Lo miraba fijamente, era... demasiado parecido... pero... de igual manera hacía más de un año que no veía directamente el rostro de su padre, sin mencionar que la última vez que lo vió fue por un incidente donde la capucha de su padre había caído... ahora que lo pensaba hacía demasiados años que no veía a su padre, pero ese hombre era un calco, sobretodo por sus largos risos negros y las facciones de su rostro. Solo estaba confundido, solo era eso.

Se sorprendió por la reacción del joven y por instinto, se levantó de la cama para alejarse, creyendo que este estaba a punto de tornar su carácter agresivo. No obstante, al ver que el joven sólo estaba confundido, su cuerpo volvió a relajarse y se acomodó los rizos negros de una manera única, enredando el índice en un mechón para remarcar la forma, acto típico en lo que antes había sido su naturaleza o quizás, su pasado.

- Calma, no voy a lastimarte.. Hé mandado traerte comida, en cuanto la tomes puedes marcharte si lo deseas, o de lo contrario puedes descanzar aquí.

La habitación presumía de ser suya, pues el aire intelectual podía tomarse por todos lados, cientos de libros a los alrededores, mapas e incluso objetos raros, estatuas pequeñas de dragones y seres fantásticos, a ojos de otros sólo era un humano más rogando por una oportunidad mágica.

Su mano acomodó sus cabellos cubriendo su ojo derecho, miró su alrededor intentando calmarse, masajeaba su sien - ¿Quién eres? ... ¿Quién es él? - esperó respuesta al parecer de alguien más, pero en su mente reinaba el silencio.

Volvió a mirarlo, aquel gesto le contrajo el pecho, algunos recuerdos azotaron su mente, era imposible, su padre tenía que estar en la laguna de los no muertos junto con Alquimista y los otros encapuchados, él era solo un humano. No había nada más en él que mortalidad y una gran casualidad de su apariencia, solo eso, a parte, su padre tenía ojos color sangre, no plateados. ¿Cómo no había notado eso antes? Solo estaba confundido, solo era un humano parecido a "El Líder"

Sonrió a medio labio, cerrando sus ojos con una notable resignación, como si fuese un tema tratado tantas veces sin respuesta alguna, no obstabte el muchacho le preocupaba, algo en él le hacía hacer que no se fuera, así que respondió su pregunta casi obligatoriamente, sólo para que confiara un poco más en él.

- Ni siquiera yo estoy seguro de ello .. Pero me conocen como el Conde de Northerland.. El único apellido que recuerdo es ..

Sus palabras se frenaron en ese momento .. ¿De verdad ese era su apellido? No lo sabía, no obstante esa palabra estaba grabada a fuego en su mente, le indicaba que él era llamado con ese apellido por tantos años .. Tomó el riesgo.

- .. Voltaire.

- ¡¡MENTIRA!! - aquella simple palabras, aquel nombre alteró al joven soltando un grito desencajado bajando su cabeza solo un momento volviendola a alzar mirandole con el único orbe al descubierto - ¡Mentira! ¡Eres solo UN HUMANO! ¡Debería matarte por lo que dices! - se aferraba a la pared y sus dedos se encorvaban apretando sus uñas contra la dura superficie, el guante negro se tensaba antes la tortuosa postura de la mano.

"Voltaire" ... Era... ese era su apellido, él apellido de su padre... el apellido que portaba cada uno de los suyos, bajo las sombras de los seudonimos todos ocultaban el mismo apellido y era imposible que un humano portara tal cosa... Ahora comenzaba a dudar que ese pelinegro fuese un humano, pero de haber sido un brujo... ¿no le habría reconocido? ... Nuevamente la migraña pateó su cabeza.

Abrió los ojos, inquieto por la reacción del muchacho, evidentemente reconoció el apellido, esa maldita palabra que le acompañó diariamente en todos sus desvelos por saber lo que había ocurrido antes de esa noche.. Se acercó a él rodeando apresurado la cama y le tomó de los hombros con cuidado, aunque después comenzó a obligarlo a que lo mirara, sacudiéndolo un poco.

- ¿Qué sabes de ese nombre? ¡Dime todo lo que sepas sobre él! ¡Te lo ruego!

Cuando el hombre se le acercó el joven retrocedió pero la pared le impidió alejarse por lo que fue tomado, no tenía fuerza, aún estaba mareado y al ser sacudido alzó sus manos para sostenerse del hombre y no caer por el mareo. - ¡Sueltame! ¡Sueltame asqueroso mortal! - graciosamente sus palabras eran dichas con asco y enojo, pero estas despreciaban la mortalidad, dato gracioso era que el secreto de la eterna juventud aún no se le era concedido. De igual manera apretó su agarre con su izquierda intentando tomar algo con su derecha. Se sentía invalido alejado del bosque.

- No te diré nada. - dijo terco clavando su mirada en la platinada ajena de la manera más firme que podía.

- ¡SUFICIENTE!

Gritó con una pesada y autoritaria voz, un tono típico en los Voltaire cuando se molestaban, no obstante este era superior a los gritos del encapuchado, más potente. Le tomó del cuello de la ropa y le acercó hacia él, al grado de que podía sentir su respiración y viceversa.

- ¡No tienes idea de lo que se siente el no saber nada! Y ahora ¿Crees que voy a permitir que te marches cuando es posible que me ayudes a descubrir quién soy .. ?

Recordó los gritos del muchacho .. "Mortal" .. Ese término lo conocía en los brujos, humanos con mágia y una edad mucho más amplia que uno común, podía deducir que él era uno de ellos, creía en demasía sobre la mágia, la había descubierto con un violín .. ¿Y entonces, qué era él?

- ¿Eres .. Un hechizero?

Aquel grito le dejó helado, aterrado, sus talones dieron contra la pared nuevamente cuando intentó retroceder, sus labios entreabiertos temblaban tanto como sus manos que lo soltaron al instante. Esa voz y ese tono parecían sobrenaturales y producían un efecto casi que instintivo en el pelioscuro. Mantuvo silencio seplcral, incluso al ser tomado y acercado, parecía estar en shock.

A la pregunta del pelinegro solo asintió con su cabeza, no tenía otra manera de comunicarselo pues su voz parecía no querer hacerse escuchar, sus cuerdas vocales estaban tan paralizadas y tensas como el resto de su cuerpo.

Su respiración aumentó ligeramente el ritmo y nuevamente su corazón se desbocaba latiendo a cien dentro de su pecho.

Notó que el muchacho enrojecía debido a la presión y consideró su tono demasiado agresivo en ese entonces. Le tomó por los hombros y le encaminó hacia la cama de nuevo, prácticamente obligándolo a recostarse, pues ahora estaba más dócil, almenos podría obtener lo que quería.

- ¿Cuál es tu nombre?

Al ser recostano cerró sus ojos unos segundos, por alguna extraña razón no podía manterle la mirada. Volvió a abrilos cuando él se habló - He.. Heredero - hubiese preferido un voz un tanto más relajada y no tan nerviosa pero y apodia considerar un logro haber recuperado la voz.

Levantó una ceja ante ese sobrenombre, definitivamente era falso, sería un tonto si realmente lo tomara con verdadero. Llevó una mano hacia la capucha para volver a retirarla con más gentileza, le incomodaba estar frente a alguien que se cubriera el rostro, le provocaba cierta desconfianza.

- No uses eso, pareces un delincuente.

Se había quedado pensando en lo que le había contestado, incñuso con la "naturalidad" que lo había hecho, pues nunca pensó en el nombre que se le había dado al nacer, si no ya tomaba el de su entrada a aquel circulo como nombre propio. Al ser descubierta su cabeza nuevamente alzó su mano intantando atajarla para volverse a cubrir pero al ser el gesto ajeno más delicado su mano quedó a medio camino.

Apartó su mirada con su seño fruncido, dejó a la vista desde el angulo del varón, el lado de su cara cubierto por su cabello. El que le descubrieran el rostro era tanto como si le desnudaran por completo, se sentía literalmente desnudo. Ya se había abituado demasiado a resguardarse tras las sombras. - Déjame. No te metas en lo que no sabes. - dijo ya más firme tomando su capucha para volversela a colocar - Tsk... -

Arrugó el entrecejo con sus reacciones y comportamiento, lo consideraba antiguo y pasado de moda.. Aunque para alguien que vivió dos años en el futuro, todo le parecía pasado de moda, incluso había objetos que extrañana y los cuales hacían más sencilla la manera de vivir, incluso cómoda. Lo que no había olvidado era esa cómoda ropa interior que trajo en variedad y usaba.

- ¿Cómo es que conoces el apellido Voltaire?

Se sentó en la cama subiendo levemente su torso apoyandolo contra las mullidas almohadas de su espalda. Entre las sombras de la capucha y su cabello aquel orbe carmín parecía más amenazante y peligroso, sobretodo al observarlo con desafio - No tienes por que saberlo - respondió con soltura y sin pensarlo. Estaba más que claro que no debía hablar de eso, si lo hacía El Líder se molestaría con él... y eso estaba por sobreentendido que no sería bueno.

- .. ¿Todavía no entiendes tu situación, cierto.. ?

Mencionó, después llevó ambas manos a las muñecas del muchacho y de un fuerte jalón las subió por encima de su cabeza. Para evitar que hiciera fuerza, colocó su cuerpo encima del suyo, sentándose en sus muslos para evitar patadas. Su rostro quedó justo sobre el suyo, en un acosador pero severo semblante.

- Jamás te pregunté si debía saberlo, o si querías decirme .. Soy Lucius Voltaire, y te exijo una respuesta coherente.

Su cuerpo se estremeció, jamás había dicho su verdadero nombre.. ¿Por qué lo había recordado con ese hombre? ¿De dónde vino esa extraña actitud autoritaria?

Al ser tomado forcejeó, incluso casi grita abriendo sus manos y dedos intentando sujetar al mayor, si lograba hacerlo este podía despedirse de sus manos pero se quedó estatico, apresado y aterrado ante aquel nombre - Mentira... - muemuró en un hilo de voz, su cabello se había desacomodado en su forcejeo y ahora le observaba con ambos ojos, aquella mirada verde carmín que era un reflejo vivido del terror de aquella situación - ¡MENTIRA! ¡¿COMO CONOCES ESE NOMBRE?! ¡Tu no eres él! ¡Él.... El...! ¡Tú! ¡Mi padre no es un mortal! - Negó con su cabeza cerrando sus ojos e intentando forcejear, aunque en su posición apenas podía mover al hombre sobre él.

Apretó con brusquedad las muñecas del muchacho, las palabras que este decía eran como golpes directo a su mente y alma, estacas que se clavaban pero que de algún modo .. Podía entenderlas. Pegó su frente a la opuesta y le mencionó casi en susurros, como una temible confesión que sólo podía hacerle a él .. Alguien que creía que era su padre.. ¿Y si lo era?

- Desde hace cientos de años hay algo que me falta.. Yo no debí nacer mortal.. Quizás yo no soy un mortal..

Se quedó mirandolo, respirando por su boca, sus muñecas dolían pero aquello no le importaba, incluso su mano izquierda comenzaba a adormecerse. Volvió a fruncir su seño intentando apartar su rostro - Eso es... es una estupidez. - Comenzó a pensar, a razonar, inconcientemente y acostumbrado a la soledad teniendo siempre solo por compañía a los espiritus, pensaba en voz alta - No es posible que él sea mi padre... - murmuraba - El Líder está en el Lago con Alquimista... Lucius... estube con él en el principio de la noche.. no es posible ni hay forma que él sea... - como si se diese cuenta de que hablaba de más cerró sus labios y le miró de reojo. A aquella cercanía se podía notar un detalle en estos. El carmín, parecía un ojo normal de esa coloración, sin embargo el color verde parecía tener la parte de color cristalizada debajo de aquella capa de humedad, como si este se compusiera de cientos de pequeños vidrios verdes quebrados, incluso la luz parecía afectarle diferente.

Escuchó cada una de sus palabras, había alguien con el mismo nombre que él .. ¿Y si el conde sólo se hubiese equivocado? Pero no había manera de que inventara el nombre, ni que lo hubiera soñado .. Sólo existía una manera para descubrirlo.

- Llévame con esa persona, por favor.. Me dará las respuestas que necesito.

Negó con su cabeza, una y otra vez, cerró sus ojos y siguió negando, sus manos se empuñaron - No... ¡NO! Él... Él me mataría si lo molesto con esta clase de cosas. -[color] afiló su mirada al abrirla, y una sonrisa un tanto desquisiada apereció en sus labios [color=green]- No puedes saber de nosotros, sabes demasiado, incluso nuestro verdadero apellido... Mis ordenes son claras en cuanto a esta situación... -

Intentó girar sus muñecas para aflojar aquel agarre, en aquella posición su capucha apenas se mantenía en medio de su cabeza amenazando con resvalarse por su nuca, las mangas amplias de aquel traje de terciopelo verde esmeralda se remangaron hasta los codos del joven hechicero. Debajo se veía las mangas de un traje de época color azul marino, por los puños se veía asomando los bolados de una camisa color marfil de seda y sus manos estaban cubiertas por guantes del mismo material en tono carbón. Estos estaban aún manchados de barro seco y un tanto rotos, como si los hubiese enganchado contra alguna superficie rasposa, la corteza de un árbol o mismo al montar a pelo.

Torció su muñeca y sus dedos llegaron a rozar la muñeca del mayor, apenas una caricia. Su sonrisa aumentó - Deberé de matarte... - sus dedos apartaron en apenas un empujón la manga del varón para tocar la piel desnuda de este y enseguida un intenso dolor le llegaría, como si vidrios afilados cortasen la carne. Si se molestaba en mirar vería como su piel se tornaba verde semi trasparente, vidriosa y esto se expendería mientras el contacto siguiese. Si no se apartaba o obligaba al menor a apartar sus dedos de su piel desnuda en algunos segundo sus manos serían ya de esmeralda y en cuestión de minutos el varón entero lo sería.

Lo primero que hizo al sentir dolor fue mirar para averiguar el causante de este, lo que le causó cierto miedo, pero a la vez curiosidad, no obstante el dolor pudo mucho más que una simple vista examinante para terminar soltándolo, incluso se retiró algunos pasos más hasta quedar al borde opuesto de la cama, algo exaltado. Ya no iba a obtener nada de ese muchacho y podía perder mucho más.

- .. Vete de aquí.